Pejerreyes del Guazú

Posteado el 24 Jun 2017 por Walter Marquez   |   ,   

Finalmente llegó el invierno y con él los fríos intensos. Ya con un par de heladas importantes en todos los pesqueros tanto lacunares como de los ríos mas importantes se largó la temporada de pejerrey.

Como desde hace un par de años decidí volver a realizar la maravillosa pesca del pejerrey con tres boyas, la próxima salida sería al pez rey. Una invitación de mi amigo Victor a unirme a él, su hermano Ramiro y a "Chiquito" Claudio a una salida al Paraná Guazú fue la excusa perfecta.

  

Bien temprano, a las 7 de la mañana, llegamos al camping Oasis Guazú, a orillas del Paraná Guazú. Al cabo de un rato llegó nuestro anfitrión, el Pato Barreto, quien oficiaría de guía de la zona con su amplio conocimiento..

Nos subimos a la rum rum y comenzamos a navegar por el precioso Paraná Guazú, rumbo al delta de la zona, yendo hacia el río Uruguay. El pronóstico previo daba la posibilidad de intensas lluvias matutinas, pero hasta el momento, solamente amenazaba con negras nubes y ninguna gota.

  

Fuimos aguas arriba y nos largamos en largos garetes con resultados nulos. El clima reinante era bueno pero la falta total de viento conspiraba para que las boyas se movieran lo suficiente y presentaran una carnada mas vivaz.

Bajamos un poco y los garetes los comenzamos a hacer bien pegados a la costa. Ahí Victor clavó su primer peje (un hermoso matunguito de 35 cm) y yo, mientras increíblemente éramos abordados por prefectura para un control en el medio del río, lograba mi primer captura con unas boyas palito grandes verde limón.

Un ratito mas tarde, por la zon, Ramiro también debutó con unas chupetonas rojas y blancas y yo volví a levantar un pescadito en mis palito rendidoras hasta el momento.

     

La cosa empezaba a moverse, sobre todo cuando el viento dejaba de ser una ausencia para mostrarse mas no sea tímido y sutil. Asi con el amigo Ramiro seguimos levantando pescaditos, espaciados, pero seguros. Inclusive logré mi primer doblete con sendos pescaditos atacando la primer boya y la bigotera.

Ya a esa altura yo había optado por cambiar de boyas a unas lágrimas negras y naranjas que se veían mucho mejor en la resolana violenta que nos acechaba. Por suerte, en esa racha, el amigo Claudio pudo levantar sus primeras piezas para romper el maleficio del cero.

  
  

La faena siguió en la misma tónica. Con Ramiro teníamos monopolizados los piques en nuestras líneas y con un poco de muñeca se transformaban en capturas. El otro lado del bote con Victor y Claudio estaban mas fríos, pero asi es la pesca, rachas para un lado y rachas para el otro.

La cosa se daba gareteando desde los juncos de la costa hacia el medio del río. Pero no había que alejarse demasiado de la costa ya que en seguida se perdía el pique y había que remontar de nuevo la gareteada hacia el inicio.

  

Al mediodía y luego de alguna rachita pescadora, decidimos hacer la parada técnica para almorzar. Ahi Pato nos demostró lo excelente anfitrión que es cocinando un ipresionante guiso de lentejas con todos los ingregientes que llevan. Esa comida caliente en el medio del río no tiene precio.

Mientras Pato cocinaba aprovechamos para seguir pescando entre medio de los juncos. Y en ese lugar, y solamente por un rato, tuvimos la mejor racha de piques. Se ve que los pejes estaban en ese momento bien pegados a los juncos. Al cabo de un rato de disfrute desaparecieron como las l.

    

Ya con la panza llena y el corazón contento volvimos a largarnos en garete desde la zona de juncos que estábamos hacia el medio del río. Esta técnica finalmente fue la que mejor resultado nos dío logrando en cada pasada una o dos capturas, mas nosotros que estábamos en la popa con Ramiro, que el resto de los chicos que estaban mas cerca de la proa. Cosas del destino vió.

Pato se no unió un rato a pescar logrando un par de capturas interesantes A la tarde salieron los mas grandes, con algunos arriba de los 40 cm dando un total de unos 40 pescaditos para la jornada. Yo tuve un día afortunado en el que logré 16 de esas 40 capturas, Ramiro habrá logrado unas 10 y el resto se repartieron los chicos que no tuvieron tanta suerte.

Color de boyas y modelo dependió mas de si tenímos sol(oscuras, chupetonas naranjas y negras en mi caso) o nubes(palitos verde limón para mi) para verlas mejor. La franja de pesca se dió bastante variada entre los 10 cm y los 40 cm y como siempre fundamental el puntero pescador palito doble anzuelo.

  
  

El regreso a puerto se dió teñido de un atardecer impresionante y único como solo nos puede regalar el río cuando se dan las condiciones meteorológicas. Por cierto, el clima fue un factor preponderante de que hayamos tenido un día hermoso de pesca. Sin viento, sin lluvia, con 25 grados en pleno comienzo de invierno, no se da todos los días.

La pesca en si misma pudo estar mejor, pero de mi parte me voy satisfecho. De a poquito voy sintiendo mas y mas la picazon de la pesca con las tres boyitas que tuve abandonada tanto tiempo y que realmente es apasionante.

  

Notas Recomendadas

Por que devolver

Muchas veces se discute si el pescador deportivo es realmente el culpable o no de la depredación de nuestros peces. Muchas veces la conclusión es no. Esto no nos exime de ser responsables de cuidar el recurso que tanta vida nos da. Un pez devuelto es quizas la futura captura de tu hijo

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